El magnífico blog Espejo de Navegantes de ABC reproduce un sensacional artículo de José María Lancho denunciando el saqueo de los restos de la Armada Invencible, que nos permitimos reproducir íntegro dado su enorme interés.
Un convenio internacional para proteger la Armada Invencible
por José María Lancho
Hace tiempo, un buen amigo abogado, inglés, me
comentaba que un investigador había localizado a los herederos de uno de
los buques naufragados de la Armada Invencible y que una reclamación millonaria se estaba preparando para hacerse con los restos.
La idea de cazar tesoros en yacimientos arqueológicos submarinos,
enmascarando el expolio en supuestos derechos de herederos, era una
ocurrencia sacada de los laboratorios legales de Odyssey, poco antes del hallazgo de los restos de la fragata Mercedes. Coincidencias a parte, era el tipo de idea que ha cautivado a juristas norteamericanos y españoles, a defensores de Odyssey y a determinados asesores de Cultura, desde entonces.
Le dije que el asunto olía como el alcantarillado de Sodoma. Pero mi
amigo no había sacado el tema de balde, quería saber cuál era la postura
española sobre los pecios de la Armada Invencible en aguas británicas e
irlandesas.
La historia de esos pecios ha sido, de hecho, la historia de la
industria cazatesoros europea. Ambos lo sabíamos. La industria
cazatesoros inglesa alcanzó la madurez financiera y tecnológica mucho
antes que la norteamericana. De hecho, todavía goza de excelente salud
como demuestra la localización en Inglaterra de una de las sedes de
Odyssey Marine.
De entre los muchos países en los que reposan las cenizas de nuestro pasado naval, el Reino Unido e Irlanda cuentan en sus costas con numerosos y fundamentales pecios de origen español.
Algunos son huellas con las que todavía una amplia historiografía
inglesa pretende explicar parte de su propia modernidad. Entre 30 y 50
pecios, contando sólo los naufragios de la Gran Armada de 1588.
Frente a esa realidad sorprende la fragilidad del silencio español.
Demasiadas veces elevado a la categoría de discurso oficial y más propio
de viudas de la cultura que de gestores de las potencialidades de la
sociedad civil. Estos pecios, le dije a mi amigo, no aparecen en el
libro de instrucciones del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático, no existen como patrimonio histórico español, al menos para los que toman decisiones.
¿Cuál es el estado de ese patrimonio arqueológico en esos países?
La situación de los pecios de origen español en Reino Unido es
desigual. Las autoridades españolas no han mostrado nunca interés y eso
ha propiciado que la protección, cuando la hay, ha llegado normalmente
tarde. Es la forma que tienen en ese país de equilibrar los intereses de
la industria con los generales de la cultura: entre el descubrimiento
del pecio y su declaración como bien protegido existe un espacio de
tiempo que permite que la industria cazatesoros viva impunemente sin
ofender el discurso oficial.
(Lea la continuación del artículo en su web original, aquí).
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